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¡No deshojes tu felicidad! Misión Pretendemos que nos dejeis información, opiniones o experiencias para que los trastornos alimenticios que supone la anorexia y la bulimia no sigan siendo un tema tabú. Descripción Somos un grupo de estudiantes que esta realizando una campaña sobre los trastornos alimenticios, pero no es una campaña que se vaya a quedar entre cuatro paredes de un aula, si no que va a ir... ¡Más allá! No pretendemos dar las típicas charlas de colegio para hablar del problema y que se os olvide al salir, si no que, queremos que os pongaís en la piel del problema. Pretendemos que nos dejeis información, opiniones o experiencias para que los trastornos alimenticios que supone la anorexia y la bulimia no sigan siendo un tema tabú.

miércoles, 23 de mayo de 2012

"Diario de una bulímica"

07:00, como el resto de los días me levanté para ir al colegio, con más o menos ganas que de costumbre es un dato de poco interés que yo recuerde… El día transcurrió con normalidad. Llegué a clase con aparente fortaleza, escuchando música para evitar cualquier tipo de acercamiento o contacto con el resto de mis compañeros.
La entrada del profesor a clase siempre me causaba sensaciones que aún ahora me cuesta reconocer. Era “la clase” y “yo”. Esa entrada del profesor convertía el aula en una cueva de lobos dónde los alumnos eran los cachorros y el profesor/a el que dirige a la manada. Yo sin embargo me sentía el lobo más débil, no llegaba a ser ni un pequeño lobo, como si fuese una mezcla de 2 razas, el patito feo de esa manada.
Completamente apartada del resto, escribía en mi libreta continuamente para no destacar demasiado, de vez en cuando levantaba la cabeza para fingir atención. Cuando me sacaban a la pizarra sentía que el infierno se había adelantado en la clase. Al final las horas pasaban y rara vez aprendía algo, mi mente no dejaba concentración para otra cosa que no fuese mi cuerpo.
Sentía que mis caderas eran de plastilina derretida y el culo se salía por los bordes de la silla hasta tal pinto que creía que rozaba el suelo, las piernas hinchadas como si en lugar de piernas fuesen bolsas llenas de hamburguesas y demás comidas grasientas. La barriga iba a la par del culo y sobresalía por doquier sin mencionar que no podía mover los brazos porque el roce me producía verdadera frustración. Pasaba el día entero con ansias y asco hacia mi misma, ¿cómo me iba a concentrar en las clases?
Llegó la hora del recreo, el fatídico momento en el que todo el mundo saca sus desayunos y cuanto más grasiento sea mejor. Solo veía calorías por el patio y un montón de ojos que no paraban de mirar mi manzana y seguidamente mis caderas, “mírala, normal que coma fruta, con lo gorda que está, ¿qué otra cosa va a comer?
A pesar de sentirme encadenada a las miradas y comentarios yo no paraba de sonreír, no quería que nadie en absoluto supiese lo mala persona que me sentía ya que en esos momentos me sentía la última mierda del universo y la gente se aleja de las mierdas.
A pesar del miedo que me causaba entablar cualquier tipo de acercamiento social, no quería que la gente me excluyera porque eso me dolía más, sin embargo yo solita me apartaba del mundo. Tenía otro mundo dónde nadie podía hacerme más daño del que ya me hacía yo.
Total… el día trascurrió con más pena que gloria, pero ese día al llegar a casa recordé que solo había comido una manzana y aunque sentía un fatal remordimiento por ello, me dispuse a no comer otro alimento calórico, lo cual me llenaba de orgullo e hizo que me sintiera más fuerte, hasta que me miré al espejo y vi mis sensaciones reflejadas en él. Una vaca, el monstruo al que nadie quería, allí estaba, sola en un baño y apestando por ser quien era.
Poco a poco la angustia se iba adentrando en mi pecho, comenzaba a llorar por estar tan gorda, esa angustia me ahogaba porque quería cambiar radicalmente y no podía, lo único que me aliviaba en esos momentos era coger algo afilado y comenzar a arañarme y a dañarme el cuerpo.
Así trascurrían todos los días, en mi soledad me destruía cada día un poco más.
Antes de comenzar a aislarme era una persona risueña y tenía amigos. Esos amigos no dejaron de apreciarme cuando caí en la enfermedad, ni mis familiares, mis padres más bien.
En aquellos momentos no veía a nadie pero conforme fui recuperándome iba concienciándome del daño inintencionado que había causado a todos mis seres queridos por mi egoísmo.
Cada día la obsesión por mi peso aumentaba, y mi ansiedad también. Un día me di un atracón, fue un momento de total descontrol sobre mi misma, seguido de impotencia y de mucha furia. Me encerré en el baño y comencé a meterme los dedos, así día tras día cada vez que comía, pasé a comer más que nada por la idea de expulsarlo todo y sentirme vacía después, eso me agradaba.
Mi madre no era tonta y sabía de muy buena idea lo que me pasaba. Utilizaba 1000 excusas para no comer con gente, no salir… Era todo una gran mentira, yo misma no sabía quien era y tenía a todos mis allegados bastante desconcertados. Totalmente en contra de mi voluntad, mis padres me llevaron a una psicóloga. Al principio me oponía por completo, me convertí en una niña pequeña, o así me sentía yo, una persona a la que debían cuidar por que ella misma no podía. Me controlaban las comidas y no podía entrar al baño sola. Tanto control me enervaba y mis cabreos los pagaba con mis padres.
Conforme fue pasando el tiempo, dejé que me ayudaran. Cuando toqué fondo me di cuenta de que sola no podía. Dejé de hacer todo lo que me destruía, la obsesión por el cuerpo y el físico en general se redujo y aprendí a canalizar mis miedos e inseguridades de varias formas. Nací de nuevo. Comencé a mostrarme tal y como era, sin tapujos ni engaños. Me di cuenta de que la perfección no existe y conseguí quererme tal y como era. Se dice rápido, pero no fue fácil. Manifestaba mi malestar psicológico con mi cuerpo.
Cuando el síntoma desapareció me enfrenté a cosas más difíciles aún. La realidad, el mundo que me rodeaba y que tanto me asustaba. La relación con mis padres, un divorcio nunca es fácil y más cuando no se sabe expresar el dolor.
Durante el proceso de curación, las recaídas han sido múltiples, pero por cada paso hacía atrás, yo daba 3 hacia delante.
Hoy en día cuando me surge algún problema o situación complicada mi primer arma no es el cuerpo, tengo una baraja llena de cartas a elegir pero siempre debo tener en cuenta mis señales de alarma, porque he aprendido a manejar las emociones pero las situaciones difíciles siguen sin gustarme, como a la gran mayoría de las personas supongo, pero antes de perderme en el caos y dejarme llevar por mi propio miedo, analizo la situación y canalizo mi horror ante una situación compleja.
Haber superado un trastorno alimenticio me ha hecho más fuerte, los miedos de hace dos años no son comparables a los que tengo ahora y como diría nuestro querido Don Juan Carlos “me llena de orgullo y satisfacción poder hablar de ello en pasado y sentirme libre por completo de las cadenas que tanto tiempo me han tenido atada”.

Es un trabajo complicado, pero es bonito.


Nos dirigimos al centro ABB, trasladado recientemente a Fuengirola. Este centro, que trata trastornos alimentarios, tiene sede en Barcelona, un centro en Sevilla y otro en Málaga. Allí nos atiende una trabajadora del centro, que nos enseña las distintas dependencias. Diferentes salas de terapia, comedor, cuartos de baño, sala de recreación donde pueden ver una película o practicar yoga…

Laura, la coordinadora del centro, nos explica la dinámica y su funcionamiento. Como por ejemplo, la existencia de una encargada de comedor, quién vigila a las pacientes durante la comida, marcando un ritmo y fijándose en que nadie realice un comportamiento inadecuado como beber demasiada agua, cortar la comida en muchos trozos… y otra encargada de baño, quien se encarga de la llave del mismo, que permanece siempre cerrado y con puertas sin cerradura y sólo se abre antes de las comidas.
También nos cuenta que cada centro tiene su filosofía de terapia y por eso vemos distintas informaciones en cada una de las páginas webs. Tras esta breve introducción damos comienzo a la entrevista:

¿Qué produce este cambio?

L: No hay causas concretas que se puedan determinar  y que familia y cercanos quieren saber. Hay muchos factores, los rasgos de personalidad que pueden tener desde pequeño, el vínculo desde pequeño con las figuras principales, el sistema familiar… 

Se entienden el trastorno alimentario como un problema especialmente familiar. Cuando se trabaja con la paciente nos centramos en la familia para crear un vínculo, la enfermedad es familiar. Algo pasa para que esté mal ya sea el apego, la vulnerabilidad psicológica.

 En función de todo esto puede aparecer o no. Si con todo esto ocurre un suceso en la vida de una persona puede ser un precipitante para que esto surja.

Es una manera de comunicarse y las comidas les ayuda. Es simbólico todo, si está satisfecha pues come, si no vomita o no come. Son símbolos o recursos, niñas que les cuesta comunicarse, es una forma de evadirse del problema. Cada una es diferente.

¿Hay alguna diferencia entre la bulimia y la anorexia?

L: Cambia el tipo de personalidad y hay una tendencia pero no un estereotipo de personalidad. La anorexia son chicas normalmente exigentes, perfeccionistas, mientras que las bulímicas suelen ser más obsesivas, más impulsivas, caóticas.

 La anorexia para tratamiento es más complicada puesto que se basa en una restricción más dura que en la bulimia. Son diferentes.

¿Las pacientes se ven mal ellas mismas psicológicamente o adrede?

L: El bajo peso o el no comer te produce una alucinación y es una distorsión cognitiva, no hay una base biológica, se ven como están pero se sienten gordas.

¿Cuáles son los signos de la aparición?

L: En la bulimia es más difícil, come normal y están adaptadas por eso es difícil de notar y pueden pasar años hasta darse cuenta del problema. Mientras que la anorexia, es más fácil, ya que tú mismo puedes darte cuenta de lo que no está comiendo esa persona o sus mismas restricciones.
¿Suelen tener alguna tendencia por aferrarse a algún gesto?
L: Tienen un control externo, como recursos en gestos que tienen que controlar, por ejemplo, tocarse el pelo, un gesto peculiar, o rituales, lo que les da control, el olor de la comida, no tocar a gente gorda…

Necesitan controlar algo, y cuando les impones una serie de pautas, lo exteriorizan de otra manera, aferrándose a otros símbolos.

¿Existe alguna diferencia en los pacientes masculinos?

L: En los chicos es lo mismo, ahora es más común. Te impacta más pero cada vez es más frecuente y mayor su ingreso. Ellos al hablar de su problema lo hacen de la misma manera que lo puede hacer una chica: quejándose de su  aspecto físico, la molestia consigo mismo…

¿En qué consiste el tratamiento?

L: Existe el tratamiento ambulatorio y el hospital de día. La gente que empieza por la mañana es la que está en bajo peso o con bulimia. Si no pueden estar controladas, sí que ingresan. Tienen varias fases, hacen una entrevista, fase de valoración, trabajo con la familia…

En estas fases, ¿tienen algún tipo de pautas?

L: Las pautas dependen de la persona, según lo que necesite. Se empieza a trabajar con las restricciones, que no puedan elegir la comida, etc. A partir de ahí, y una serie de evaluaciones, se les impondrá unas pautas u otras. No existe una duración definida para cada fase. 

¿Se cura este tipo de trastornos?

L: Depende de la persona. Hay chicas que siguen en contacto, otras que no. Son personas que tienen que cuidarse mucho a nivel psicológico, familiar… Si no se utiliza los recursos que se han aprendido nuevos, vuelven al recurso anterior, que es la comida. Este pensamiento no sale y no vuelve más a la cabeza, sino que hay que saber controlarlo.

El recorrido es manejar lo que les pasa y no darle bombo, no decir que lo controlo y que no va a pasar más. Pueden salir adelante y estar bien, pero tienen que tener un control. 

 Es más fácil de curar cuanto más joven eres. Si eres mayor tienes que cambiar tu modo de vivir, lo que es más duro.

¿Qué es lo que más influye?

L: Influye el tema de la imagen, y madres que exigen dietas. Tienes que intervenir a nivel familiar, es lo que no te cuenta la tele.  Realmente es más tema familiar y de personalidad que de la sociedad.
Madres que quieren que su hija sea de una manera determinada. La familia es más difícil que las pacientes en algunas ocasiones. Casos como es el de una chica menor de edad que tiene que apañárselas para venir sola, porque los padre no consideran útil la clínica.
Es un trabajo complicado, pero es bonito.

martes, 22 de mayo de 2012

Palabras de ánimo para los familiares que conviven con un Trastorno alimenticio


Este es un video contando mi experiencia como familiar de una persona con bulimia, para dar fuerzas a salir del túnel. Normalmente se cuenta la historias de las persona que sufren trastornos alimenticios por eso yo he querido contar otra versión del problema.
Ánimo.
¡No deshojes tu belleza!

Opinión

Aquello que empieza como un pensamiento efímero se vuelve una obsesión, provoca que te centres en ello y no pienses en nada más que en estar cada vez más delgada. A la tozudez personal hay que añadirle el bombardeo de imágenes, anuncios e ideales de mujeres delgadas, de “mujeres perfectas” a las que no les sobra nada.

Una idea pasajera que se convierte en una obsesión, y llevará a un serio problema de salud.

Es triste ver que es la misma sociedad con sus comentarios y sus patrones, la que anima a muchas jóvenes a entrar, sin que se den cuenta al principio, en mundo muy peligroso.

Por ello considero, que parte de la culpa de la existencia de la bulimia y de la anorexia es la misma sociedad, que impulsa a las jóvenes a intentar ser como este estereotipo de mujer perfecta, perdiéndose a sí mismas, y sobretodo, haciéndolas olvidar que son hermosas tal cual son como personas, simplemente les hace falta creer un poco más en sí mismas. 


Esta entrada nos la ha mandado una chica para que se la publiquemos, y nosotros encantados de que nos haya escrito. 

Indignación por las pro

Uno puede tener su propia opinión, eso es un hecho indiscutible, lo discutible es cuando esa persona esta haciendo campaña para promover una enfermedad tan peligrosa como lo son la anorexia o la bulimia, y están manipulando a otras personas .

Hoy hemos estado investigando por unas cuantas paginas comprobando las paginas llamadas pro ana y pro mía, por lo que, aparece nuestra indignación. Estas paginas no solo promueven la enfermedad, sino que, contribuyen a  chic@s indecisos, confusos o que aun no son conscientes de que tiene un problema, de que no son perfectos y que para serlo deben seguir estrictos consejos, dietas...

Hemos encontrado barbaridades desde poemas alabando este trastorno alimenticio, hasta cuestionarios para rellenar para luego poder aconsejarte para llegar a la perfección. Un ejemplo es este consejo que da una chica en un blog: "Si tienes hambre cuenta hasta 1000 antes de terminar te darás cuenta que no vale la pena seguir metiendo grasa en el cuerpo".


No es solo que estas personas que escriben estos blogs se estén destrozando la vida y su propio cuerpo, sino que están animando a que la gente se una a ellos, como si esto fuera una campaña Anti recortes. 

Lo peor es que influye a niñ@s a creer que esto es lo correcto, por ejemplo he encontrado un comentario de una niña de 13 años en un blog llamado http://anaandmia.blogdiario.com/general.phtml?date=1267463714&dominio=blogdiario.com, en el que la niña se calificaba como cerdo y obesa. No sé que les contestara la propietaria de esos blogs pero nosotros hemos comentado apoyando a las niñas que lo sufren a acudir a especialistas y a que cierren ese tipo de paginas

Ademas de blogs hemos encontrado que hay gente que se crea cuentas de famosos o de sus idolos apoyando la anorexia o la bulimia. Por ejemplo el Twitter falso de Mario Vaquerizo promoviendo la anorexia. No es solo indignante que promuevan estos trastornos si no que utilicen la fama o nombre de otra persona, que por lo menos sean capaces de dar la cara porque no son conscientes del daño que pueden hacer a otras personas que lo vean. 

Menos mal que hay otras paginas que piensan igual que nosotros e intentan erradicar este tipo de webs, un buen ejemplo es la pagina http://www.anaymia.com/ a la que queremos agradecer por luchar por un problema al que no muchos le ven salida. 

Niñ@s adolescentes no tiene que preocuparse por llegar a la perfección porque lo que ellos no saben es que ya son perfectos, lo que tienen que hacer ahora es preocuparse por disfrutar de esta etapa porque aunque ahora les parezca interminable es de las mas bonitas y fugaces. Creen que no son perfectos o bellos y que por eso la persona que les gusta no les hace caso, pero lo que no saben es que esto es una ventaja porque si esa persona no sabe ver lo que vale o lo bella que es alguien lo hará, y así en su vida solo habrá gente autentica que la quieren por ser como es y no por quien pretende llegar a ser. 

MiAna en la calle

El Jueves día 17 de mayo, los componentes de la campaña MiAna llevamos a la calle el proyecto. Nos encontrábamos en la puerta de la Facultad de las Ciencias de la Comunicación, nuestro propósito era que los que se ofrecieran voluntarios nos escribieran una nota de apoyo o de consejo para la gente que sufre la enfermedad, ademas aquellos que participaran entrarían en el sorteo de una clase de Stand Up Paddle, gracias a NaluSur, o un almuerzo en los 100 Montaditos. Queremos agradecer a todos los que participaron, que en total fuisteis 140.


Una vez más nuestra intención era que la gente diera su opinión, para que entre todos podamos crear un ambiente de comprensión y sin prejuicios acerca de estas enfermedades.

De nuevo gracias a todos los que participasteis con nosotros el Jueves, y a NaluSur y los 100 Montaditos por patrocinar nos.





lunes, 21 de mayo de 2012

Testimonio, por desgracia, real.

“Ya no era yo, era una versión que se había apropiado de mi”



“Tu crees que eres la única, tengo a una que te da mil vueltas y además tu te estas poniendo rechonchita”. Fueron las palabras de ruptura que tuve. Me destrozó por dentro y sentía que no valía nada. Era tan solo una chica de 16 años. A partir de entonces me encerré en mi misma y comencé a cuidarme mucho, deporte, vida sana… Así pasaban los días y cada vez yo me sentía mejor conmigo misma, más feliz, más contenta. Conocí a un chico y comenzamos una relación preciosa, yo estaba muy enamorada de él y por lo tanto, quería que estuviese orgulloso de lo que yo era.

Poco a poco fui borrando de mi dieta algunos alimentos, nada de fritos, pan, huevos, carnes… Y mientras más adelgazaba, mejor me sentía conmigo misma. Nadie a mi alrededor se daba cuenta de lo que ocurría, hasta que los síntomas se fueron agravando cada vez más.

Nunca cenaba con los amigos, nadie podía romper mi tabla de entrenamiento, a pesar de que la mayoría de los días no podía seguirla debido a los mareos. Mucha fuerza de voluntad y mucho sacrificio. Poco a poco fui perdiendo los amigos y la vida social, solo tenía a mi pareja y mis padres. Los síntomas se iban haciendo cada vez más latentes, el pelo se caía, la regla desapareció y pasé de pesar 60 kilos a 46, midiendo 1.70 cm.

La desesperación se apoderaba de mi, tenía cambios de humor repentinos y cada vez me veía más y más gorda. Hasta que llegó un punto en el que me di cuenta de que así no quería vivir y tuve varios intentos de suicidio. No me daba cuenta de lo que tenía alrededor, del apoyo que me brindaban. Mi novio, que no era de mi ciudad, se trasladó para estar conmigo y ayudarme. Mi vida se me estaba yendo de las manos, ya no era yo, era una versión que se había apropiado de mi.

Odiaba la comida, nunca quería comer fuera, jamás, fuese lo que fuese. Caí enferma y tuve que dejar el instituto y repetí curso y -hasta aquí hemos llegado-, dijeron mis padres, que inmediatamente me ingresaron en un centro especializado. Cada día mis padres y mi pareja me llevaban y me recogían, pero yo no paraba de llorar, no quería estar allí, no era para mi. Al ver aquel sitio algo dentro de mi me hizo reaccionar ,pero había llegado bastante lejos, mis padres estaban desesperados, mi novio era un chico que vivía exclusivamente para mi, me daba la comida, me paseaba, me peinaba, me aguantaba, al igual que yo, su vida social desapareció. Mis hermanos sentían impotencia y rabia porque no podían ayudarme. Yo estaba totalmente enferma, esa enfermedad desencadenó otras muchas: amenorrea, pérdida del pelo, ovarios poliquísticos y anemia crónica.

Tuve que tomar medidas y pedí a mis padres que confiasen en mi y me sacasen de aquel centro y me llevasen a un médico nutricionista que cada semana me asignaba una dieta progresiva.

Poco a poco lo fui superando, aunque me costó bastante. Mi pareja no pudo aguantar la presión y después de 3 años y medio y mucho luchar se acabó. Nunca olvidaré todo lo que mis padres me ayudaron y lucharon por mi, las veces que me recogieron del suelo, los ingresos que tuve en el hospital, los intentos de suicidio…

Pero me di cuenta que lo bonito no es estar o no delgado, sino que llegas a ser bonita cuando tu misma te quieres tal y como eres. Luchar por ti y por ser feliz, luchar por valorarte, aunque otros intenten hundirte, jamás dejes que lo consigan.

Nadie luchará por ti si nosotros somos nuestro mayor enemigo. No hagas caso de los prototipos, nunca escuches a quien no te quiere y jamás hagas algo para agradar a otro, porque tu eres tú, única e irremplazable.

Quiero que mi testimonio sirva para ayudar a muchas chicas que creen que deben cambiar. A mi casi me cuesta la vida. Si hubiese sabido lo que la vida me aguardaba, jamás la hubiese puesto en peligro. Ahora tengo lo mejor del mundo y lo que jamás pensé, ahora soy feliz.

No desprecies tu juventud, alza la vista y mira de frente, nadie podrá destruirte y ¡QUIÉRETE MÁS QUE A NADA!











Este relato es un testimonio de una chica que padeció anorexia y que afortunadamente salió de ella. Ahora lleva una vida feliz, sana, ha conseguido lo que siempre soñó, es una chica preciosa que trabaja como modelo, algo que no pudo conseguir con 20 kilos menos. Y es que la belleza no esta en los kilos, el secreto es quererse por encima de todo.